Actualmente, los estudiantes acceden a la información de una forma sustancialmente distinta a la de hace algunos años. Generan gran parte de su conocimiento a través de un aprendizaje informal y han pasado de ser consumidores de información, a productores de la misma. La educación se enfrenta hoy al enorme desafío de preparar profesionales para que sean capaces de integrarse en un mundo mediado por el rápido avance tecnológico. Los estudiantes no sólo deben dominar habilidades en áreas como el lenguaje, las matemáticas y ciencias, sino también deben poseer habilidades transversales tales como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la persistencia y el trabajo colaborativo.

Es en este contexto en el que el Aprendizaje basado en proyectos tiene su lugar, dando pie a generar un marco distinto al de la enseñanza tradicional, donde se fortalece la conexión entre lo que los estudiantes aprenden en la escuela y lo que perciben fuera de ella, se aprovecha su capacidad para investigar problemáticas sobre los eventos que ocurren a su alrededor, y el rol del profesorado adquiere relevancia al actuar como facilitador en comunidades de práctica centradas en el alumno.